Motivación para estudiantes pasivos y desinteresados


Motivación para estudiantes pasivos y desinteresados


Para lograr motivar con éxito a nuestros alumnos, es necesario que nuestra conducta esté basada en los siguientes principios fundamentales:



1. Todos los alumnos son capaces de aprender cuando cuentan con las herramientas académicas y personales adecuadas para conseguirlo.

2. Los estudiantes empiezan a desmotivarse cuando fracasan repetidamente.

3. Conviene que el ambiente familiar sea un lugar seguro psicológicamente.

4. Todos los alumnos sienten la necesidad básica de estar integrados, de ser competentes y de influir en las cosas que les afectan. Con frecuencia la motivación aparece cuando dichas necesidades básicas están cubiertas.

5. Conseguir un nivel elevado de autoestima no debe ser un objetivo en sí mismo sino que más bien debe ser el resultado del dominio de tareas que supongan un reto.

6. Suele existir un mayor grado de motivación para aprender cuando los adultos tratan a los estudiantes con dignidad y respeto. Estos principios nos conducen a destacar cinco procedimientos clave que los educadores y/o padres pueden utilizar a modo de guía a la hora de crear y poner en práctica estrategias de refuerzo y orientación. Son los siguientes:

1. Poner énfasis en el esfuerzo.

A los niños siempre les decimos que no es malo cometer errores porque esa es la forma de aprender. Sin embargo, la mayoría de las veces sólo recompensamos las mejores respuestas o actuaciones. Si realmente deseamos animar a los estudiantes a aprender de los errores, debemos destacar sus beneficios en el momento en que los veamos. Debemos adquirir el hábito de explicar cómo se aprende de los errores. Busca algo positivo para compartir con un estudiante poco motivado antes de centrarte en los resultados. Empieza pidiendo pequeñas cosas y si es posible pon por escrito los compromisos.

2. Generar esperanza.
Podemos realizar murales sugerentes para adornar las paredes de la habitación que ayuden a promover las ideas, la reflexión y la esperanza. Compartir en familia lecturas, fábulas e historias con protagonistas que consiguen su objetivo mediante el esfuerzo, seguidas de una puesta en común o debate, puede servir para inspirar la esperanza necesaria, el entusiasmo y la aseveración “puedo hacerlo”

3. Respetar las capacidades de cada estudiante.

En muchos casos, la negativa a trabajar y la conducta inadecuada que desafía la autoridad del profesor o padres son manifestaciones del deseo que siente el estudiante de llegar a controlar su propia vida. Actuando contra las normas, estos estudiantes afirman su necesidad de sentirse influyentes. Un método simple pero efectivo de lograr que los alumnos se sientan importantes, es dejar claro lo que te propones cuando le dices que son capaces de hacer lo que les pides. Una forma muy efectiva de lograr que te hagan caso es darles las gracias por hacer lo correcto antes de que realmente se cumpla ese deseo.

4. Establecer relaciones.

Es necesario prevenir los problemas de disciplina mejorando nuestras relaciones con nuestros hijos y del profesor con sus alumnos, buscando la manera de mantenerlas si tenemos que intervenir en su conducta. La motivación funciona de la misma manera. Sencillamente, cuando aprender no resulta divertido, los estudiantes no logran comprender cuál es el efecto beneficioso que puede ejercer el aprendizaje en sus vidas, y por lo tanto las clases no acaban de adaptarse a su estilo de aprendizaje ni a su tipo de inteligencia. Para animar a los estudiantes, debemos convencernos de que ellos son más importantes que sus acciones. Necesitan saber que les valoramos más a ellos que a su conductas.

5. Transmitir entusiasmo.

Un acreditado filósofo y educador, Leo Stein, asegura que el método de aprendizaje perfecto es semejante a una infección: penetra y se difunde. Diversas investigaciones han demostrado que las expectativas de éxito que depositamos en los demás influyen la mayoría de las veces en el grado de consecución que se alcanza. Dicho con otras palabras, más sencillas, cuando esperamos el éxito, es mucho más probable que lo consigamos.








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